martes, 29 de diciembre de 2009

Xenofobia, uliseonismo y los fines de la fotografía...

Ruth D. Lechuga...la fotógrafa llegada desde "la romántica Viena", quien "se ha integrado totalmente con los mexicanos, pero con los mexicanos más puros, los indígenas". Leyendo esto, no nos pueden acusar de xenofóbicos, menos de racistas; la misma revista reconoce los grados de pureza entre habitantes de un país... digo, por si es la impresión causada en "post" como este:
http://disderifotografia.blogspot.com/2009/12/nada-en-el-nueve-pasamos-al-diez.html

Así, que no siendo mexicanos muy puros, se nos excusará si no explotamos el tema indígena como fotógrafos...ya que tampoco somos extranjeros...

Según Gutierre Tibón, quien también era extranjero: [“sabio autodidacta” italiano que descubrió México a los 35 años, y se quedó a vivir en él (Virginia Bautista, Excelsior)]
según este sabio, "Ruth Lechuga quiere en verdad a nuestro folklore..."

"Como una necesidad derivada de Ia etnografía, Ruth desarrolló su sensibilidad como fotógrafa, logrando reunir hasta Ia fecha aproximadamente 20 000 negativos en su fototeca. Estas imágenes, Ia mayoría en blanco y negro, son en sí mismas un tesoro de información que Ia han llevado a ocupar un nivel relevante en Ia Sociedad de Autores de Obra Fotográfica (SAOF). No es exagerado afirmar que Ia gran mayoría de obras editadas sobre arte popular mexicano cuentan con fotografías de su autoría."

"Ruth Lechuga, un ser querido y amado por aquellos que la conocemos, admiramos y respetamos, incluidas las comunidades indígenas con quienes mantiene una estrecha relación, es hoy punto de unidad entre un México moderno y aquel que lleva en su esencia el mundo mágico, mítico y religioso que forma la otra cara del mexicano." http://www.mexicodesconocido.com.mx/notas/1062-Ruth-Lechuga
Fuente: México en el Tiempo No. 6 abril-mayo 1995

"Aunque doña Ruth nunca se ha considerado realmente fotógrafa, asegura que sí trataba de hacer imágenes que "dijeran algo", que no fueran "un documento frío".
MERRY MAC MASTERS; La Jornada

Dice el redactor de la revista: "Hay dos maneras de fotografiar el mundo indígena mexicano: uno haciendo resaltar su miseria, es decir, casi un poco como denigrándolo, como haciendo notar que no se ha integrado al ritmo de progreso de México; el otro haciendo contacto humano con ellos, sin pensar mucho en el resultado fotográfico sino que en las tomas reflejen la comprensión del sujeto". Este redactor no pensaba mucho en el resultado escrito... De manera que para fotografiar indígenas debemos disimular su miseria, aunque sea la parte más notable de su personalidad...o debemos comprenderlos pero no por completo, para no hacer notar su desintegración del progreso...

Tal vez eran los excesos de la prensa o el "snobismo" de los fotógrafos la causa de la proliferación de imágenes denigrantes en aquellos tiempos; quizá la prensa y los fotógrafos se fijaban en los indígenas por interés político más que por interés artístico.

Se trata de diferentes fines de la fotograía, que serán periodísticos o documentales, en estos casos no importaría mucho el resultado fotográfico, según pensaba el redactor; y los fines artísticos, donde importa mucho el resultado, es decir, la calidad de la imágen.

En los dos casos se debe comprender al sujeto: periodísticamente, para reflejar su condición social; artísticamente, para retratar su condición humana, o por lo menos para lograr una buena imágen.

Además, en el fotoperiodismo puede importar el resultado fotográfico, como demuestra Dorothea Lange, y no creemos que ella quisiera denigrar a los inmigrantes:






La lección es esta: no tome fotos como la de abajo, donde vemos una indígena vigilando una gotera de la tubería para darles de beber a sus hijos.
O por lo menos denle un look dramático, para que nadie les reproche sus malas intenciones:




Estéticamente, no se le puede reprochar ni prohibir al fotógrafo la elección de temas como la miseria. Su responsabilidad es hacer buenas fotos; sus fines deben preocuparle sólo a él, como recordamos por esta historia del ganador del premio Pulitzer:

Al recibir el premio, Carter declaró que aborrecía esa fotografía: “Es la foto más importante de mi carrera pero no estoy orgulloso de ella, no quiero ni verla. La odio. Todavía estoy arrepentido de no haber ayudado a la niña”.

[En la imagen puede verse la figura esquelética de una pequeña niña, totalmente desnutrida, recostándose sobre la tierra, agotada por el hambre, y a punto de morir, mientras que en un segundo plano, la figura negra expectante de un buitre se encuentra acechando y esperando el momento preciso de la muerte de la niña.]

Cuatro meses después, abrumado por la culpa y conducido por una fuerte dependencia a las drogas, Kevin Carter se quitó la vida.

Por consideración al fotógrafo no ponemos la imágen ganadora...

http://disderifotografia.wordpress.com/2009/12/30/no-sean-morbosos/


Tal vez la revista quería excusar a Ruth D. Lechuca por no considerarse fotógrafa ella misma. En sus archivos hay 20,000 negativos de temática indígena, de manera que la segunda manera de tomar fotos de indígenas debe estar agotada. De aquí en adelante, seamos "Uliseonistas": El Photomuseum inauguró ayer martes la exposición 'Uliseonista', de Alberto Palomera. Se trata de un proyecto fotográfico, que juega con la imagen y con el lenguaje, como lo hizo Homero en su Odisea o Joyce con su Ulises. A Palomera le gusta crear ilusiones e insuflar encantamiento a sus imágenes, «que las obras de arte sean objetos encantados» nos dice Palomera en alguna de sus anotaciones y bocetos. http://www.diariovasco.com/20091230/costa-urola/uliseonista-fotografias-alberto-palomera-20091230.html

Así que, no interesándonos por el momento la fotografía como documento social... pasamos al siguiente número.

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