Cuando crecí, quien escuchaba la radio era el viejo, esperando la llegada de otros pasos, pero más ligeros... Pobre viejo, nunca los oía llegar...
Desde entonces, las imágenes nocturnas con algún elemento aislado y solitario, vistas a través de una ligera nebulosidad transparente, me hacen recordar las noches en que me asomaba por la ventana para ver si venía el viejo. La mayoría de las veces, sólo se miraba la luz de la luna sobre el fondo, cerros oscuros en segundo plano, y el patio grande y vacio, en primer plano. Este patio era un espacio alucinante; parecía blancuzco y pardo al mismo tiempo, y reverberaba con la luz de la luna hasta casi nublar la mirada... De manera que si tenía suerte habría una silueta enorme atravesándolo; si no, podía empañárseme la vista esperando... Lo mejor era esperar acostado en silencio, escuchando los pasos de la radio hasta que sonaran otros en el espacio alucinante...
Así, que cuando vi las fotos de este blog: http://asunapariciofotografia.blogspot.com/, me llamó la atención su atmósfera de ensueño nocturno; algún pájaro, un barco, una persona solitaria esperando junto al mar, una rama aislada, todos envueltos en una subjetiva niebla transparente, todos silenciosos; parecen abandonados pero autosuficientes, seguros, como esperando pero sin tener necesidad de la llegada... No se si ese pájaro, esa rama o esa persona solitaria en la oscuridad soy yo mirando el patio, o es el viejo caminando sólo por la calle oscura.
Yo también esperaba, pero sin necesidad, pues él siempre llegaba... Ahora, él siempre tiene necesidad de que alguien llegue...
Sin embargo, la verdadera emoción producida por estas imágenes está en el hecho mismo de esperar sin necesidad... El temor de no ver el regreso... Una falla en la comunicación que producía la ansiedad por la llegada, pues siempre había cosas que se podían decir pero se callaban; tenías que esperar al día siguiente... Si un día no se le dijo algo importante y no llegaba... Si te despediste molesto o no te despediste... Quien lo sabe...